domingo, 10 de junio de 2012

Presagios

Es la una y media de un día de junio, domingo. Nos hemos puesto la camiseta blanquiverde y encima, la roja. Andamos un tanto mareados con los colores. Hemos sido "ayudados" sin saber mucho sobre el cómo y el cuándo. Hoy no importa. A las tres, la armada española;; a las seis La Roja; a las siete y media, Alonso; a las ocho la "ciudad califal" jugándose un sueño. Dentro de nueve horas sabremos si lo que han pedido los del PP en sus oraciones, se cumple  y mañana, lunes, los españolitos y los cordobesitos de a pie, iremos a trabajar tragándonos eso de que tenemos un Presidente muy guay que es capaz de poner a media Europa derecha para romper su hucha y donarnos sus tripas sin casi nada a cambio; o si Dios no ha estado de su parte y los ha abandonado y  nos daremos cuenta de lo que ha significado este fin de semana. Yo, por si acaso, tengo la cervecita, marca blanca, metida en el frigo. Y mi camiseta verde en el armario, planchadita y todo. Por lo que ocurra. Si casi todos ganan, creeremos en eso de que no ha sido tan grave, en que los de Bruselas son tontos y no nos va a costar ni un euro más rescatarnos, porque somos más inteligentes que los pobres griegos y estos no tenían a un super gestor capaz de sacrificarse volando unas cuantas horas ida y vuelta, perdiéndose el tenis, que es lo que le gusta, para su salida virtual  mañana en la portada de todos los diarios, feliz, con sus tres puntos de oro en el bolsillo, y diciendo que me quiten lo bailao. Y todos brindaremos y nos emborracharemos,  y olvidaremos los rescates y demás sandeces. Pero si, por azares del destino, que para eso es destino y no certeza, Torres no tiene su día o Casillas anda un poco torpe, Nadal sigue con sus fantasmas, Alonso no tiene un coche a su altura  o el Valladolid piensa que ya ha llegado su hora, mi camiseta verde me recordará que el año que viene tendré menos compañeros, que habrá que pagar por ponerse enfermo, que quizás no lleguemos a fin de mes o no podremos pagar a ese banco que ha sido "auxialiado". Ahora, que son las dos (la lentitud de la escritura) no sé si deseo los triunfos deportivos o los fracasos que nos hagan abrir los ojos. Al fin y al cabo, un país que se lo juega todo a un resultado deportivo, quizás no merece ser más de lo que es. Y aún así, os juro, prefiero ir mañana a trabajar con un poco de resaca que con los ojos hinchados de tanta ocasión perdida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario