jueves, 1 de julio de 2010

¿Por qué?



Porque no quiero estar callado. Porque me apetece hablar. Y porque descubro muchas cosas al día que quiero contar, y que siempre que lo hago de forma oral, ocurre que no llego a transmitir lo que realmente quiero expresar. Por todo ello... Y sobre todo porque me esperan días largos y aburridos.

Brindo por Riyad Ibrahim Hussein, ministro de sanidad de Irak en 1983 que fue capaz de decirle a su gobernador, Sadam, que debería dimitir para que la guerra que estaba manteniendo su país con Iran disminuyera en su fuerza. Murió con un tiro en la cabeza, y acabó descuartizado en una bolsa que su mujer recogió al siguiente día. Pero gracias a aquel suceso, hoy tengo un inicio para mis líneas. Porque un día como hoy, anodino, de principio de verano, tenía que dar como resultado una creación inexplicable. Bienvenidos.

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