viernes, 27 de abril de 2012

La estabilización del deterioro

Ya es que hay que dudar hasta de la gramática. De tanto oír la radio, ver la tele, leer los diarios, con tanta declaración y tanto comentario, tanto índice y tanta anáfora, llegamos a pensar que el lenguaje está mutando por segundos. Lo último lo de la "estabilización del deterioro". Es como para pararse un poco y pensarlo. Ya no es que esperemos que algo mejore o se le pueda hacer un remiendo, o que, con un poco de imaginación e ingenio, una vainica aquí, un nudo allá, soñemos con volver a lucir ese traje que hemos hecho jirones. No, ahora nos conformamos con que se quede como está. Se estabilice. Aunque esté descosido, deshilachado, sin botones, casi un harapo. La transmisión del mensaje no entiende de semas y los enreda en un sintagma imposible. Deteriorar es sinónimo de empeorar. Como estabilizar lo es de mantener. Pero si los unes, te queda el regusto dulce de aquello de mamaíta que me quede como estoy, aunque esa permanencia sea un oscuro túnel ocupado por subidas de impuestos, desempleo, privatizaciones, subida de tasas, bajada de becas. No importa. De tanto nombrar las realidades, aunque sean una entelequia, y eso también es una paradoja, algo queda. Igual que cuando, de niños, inventábamos un lenguaje irreal para que nadie pudiera conocer nuestras intenciones. El problema era que nos pillaban. L.R.CH.

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