sábado, 6 de octubre de 2012

La buena educación


Llevo un tiempo queriendo escribir sobre la ¿última? reforma educativa. Pero cada vez que me siento delante del ordenador e intento poner en orden mis ideas, me bloqueo. No porque no tenga nada que escribir al respecto. Se me ocurren un par de cosas al menos, como explicar que describirla como una vuelta a la enseñanza de la Transición es quedarse corto o que es un burdo intento de que solo los hijos de la burguesía lleguen a algo en una España que se les había ido de las manos, con tanto hijo de obrero y de dependiente saliendo con un título bajo el brazo y hasta con un viajecito al extranjero para aprender idiomas. Burdo intento, sí, porque estos últimos treinta años no tienen vuelta atrás, aunque les pese.
Pero, bueno que, aunque tuviera cosas que decir y desde dentro, pues tampoco me apetecía. A ver. Llevo veinte años en centros de Secundaria, curso a curso.  Desde el día en que comencé a intentar que mis alumnos llegaran a la conclusión de que era importante escribir y hablar bien, han pasado sobre nosotros siete sistemas educativos. Bueno, miento, en realidad la única catarsis fue la de la obligatoriedad de ir a la escuela hasta los dieciséis años. Los otros cambios fueron alteraciones ideológicas, dependiendo de quien tuviera los mandos del poder. Que si ahora quito una hora de aquí para ponerla allá, que si ahora introduzco una materia, que si ahora esa materia no me gusta y la cambio por otra, que dejo que los papás hablen, que no puede ser y devuelvo la vara al director… LODE, LOGSE, LOE… y ni idea de cómo se llama la del ministro Wert.
Y además (para no perdérselo) todos estos años escuchando y leyendo que, pese a tanto vaivén,  somos un desastre, que andamos en la cola de Europa en Matemáticas, en Idiomas, en el conocimiento de nuestra propia lengua. Comparándonos con Finlandia, con Alemania, con cualquier país, incluso imitándolos,  sin tener en cuenta las posibles diferencias de población, de clima, del tanto por ciento de los presupuestos destinados a educación… Simplemente, parecemos ser más torpes o peor enseñados.
Pues eso, que no me apetece escribir sobre la ¿última? reforma educativa. Pero sé que lo haré. Tanta materia gris ideando el futuro de la próxima generación merece, al menos, un comentario.

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